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Arquitectura civil
Jardín Borda o Casa Borda. (Cuernavaca B-4 ). José de la Borda, dueño original del jardín, nació el 2 de enero de 1699 en Jaca, Aragón, España. Al llegar a la Nueva España, fue a trabajar con su hermano mayor a las minas de Taxco El parque fue diseñado por José Manuel Arrieta y adquirido por José de la Borda cerca de 1763. A la muerte de éste, el 30 de mayo de 1778 fue transformado en lugar recreativo y jardín botánico, quedando terminado en 1783.

En 1865 los emperadores Maximiliano y Carlota lo eligieron como casa de verano, donde rodeados de su corte, ofrecían banquetes y espectáculos en los jardínes y estanque.
Emiliano Zapata, Francisco I. Madero, Sebastían Lerdo de Tejada, Porfirio Díaz y Diego Rivera, se encuentran entre los muchos personajes históricos que han visitado estos jardines.
Hoy, los visitantes encuentran en el Jardín Borda, el Instituto de Cultura de Morelos, la sección Benito Juárez y los jardines.
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Palacio de Cortés. (Cuernavaca B-3 ). Los orígenes de este edificio se remontan a la época Prehispánica, ahora conocido como periodo Tlahuica, que abarca de 1325 a 1521. Se han identificado cuatro etapas constructivas, de las cuales han quedado al descubierto algunos restos a la entrada del palacio y otros en el interior. En la plazoleta de entrada, destaca el glifo 4 caña (nahui acatl), que recuerda el año de terminación del Palacio de Cortés. El glifo 1 conejo (ce tochtli), se refiere al año 1974, año en que se inauguró el museo Cuauhnáhuac.
La construcción prehispánica era el sitio donde se entregaban los tributos al cacique tlahuica. Curiosamente, Cortés le dio el mismo uso. Después de la conquista española, se construyó originalmente un núcleo de tres amplios cuartos con vista al oriente, que fueron sustituidos por una capilla, construida por el padre Melgarejo alrededor de 1525.
El viaje a las Hibueras (Honduras) y otro a España, donde Cortés defendió "sus derechos legítimos" para ser Virrey de la Nueva España, lo mantuvieron ocupado hasta 1531, cuando regresó casado con la marquesa Juana Zúñiga Martínez de Arellano, con lo cual adquirió el título de marqués.
Por esa fecha, Cortés ordena la construcción de su palacio que será terminado en 1535. La referencia fue labrada en las columnas del balcón del piso alto. A la muerte de Cortés, el palacio pasó a sus hijos hasta la muerte del último, Pedro, que murió en Italia en 1629. Como ninguno de los cinco herederos tuvo hijos, los bienes pasaron a una sobrina, que los dejó en abandono; mientras, se les dio una ocupación popular.
En 1747, el maestro alarife Ildefonso Iniestra proyectó la restauración que efectuó 20 años después Cayetano Durán, quien grabó su nombre en el arco de la cámara principal en el segundo piso. Una vez restaurado, fue ocupado como real cárcel de Cuernavaca, la cual recibió en 1815 a don José María Morelos y Pavón.
Entre 1864 y 1866, Maximiliano de Habsburgo asentó aquí su despacho oficial de Cuernavaca mientras vivía en los Jardines Borda y en la Casa del Olvido en Acapantzingo.
Don Benito Juárez como presidente, decretó en 1869 la creación del estado de Morelos y para 1872 se ordenó la restauración del edificio que sería la sede del gobierno estatal, que albergaba la sala del congreso, el ayuntamiento, la jefatura política y la cárcel.
Las pinturas a cargo de Diego Rivera, quedaron concluidas en 1930, mientras Salvador Tarazona terminó en 1938.
La restauración final tuvo lugar entre 1971 y 1973 a cargo del INAH, respetando las normas internacionales dictadas para el caso.
Actualmente el Palacio, totalmente restaurado, muestra en su interior y exterior, los restos prehispánicos de los antiguos tlahuicas. En sus paredes pueden identificarse las etapas constructivas de restauraciones y usos que ha tenido. Se consideran: periodo tlahuica (1325-1521), encomienda (1521-1529), capilla (1525-1531), marquesado ( 1531-1535), construcción (1531-1535), herencia (1535-1629), abandono y ocupación popular (1629-1747), primera restauración y cárcel real (1747-1821), palacio de la República (1821-1870), remodelación y restauración ecléctica (1870-1970), restauración INAH (1971-1973).
La sobriedad, aspereza, textura y colonial elegancia hacen lucir el edificio adusto y sereno. Las paredes almenadas, recuerdan su origen del siglo XVI. La portada está integrada por doble arcada de medio punto que en la planta baja es acceso y en la alta un corredor o terraza. Este elemento se repite doble en la portada posterior, donde accesa a un patio, mientras el interior ha sido acondicionado para alojar el museo.
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Arquitectura religiosa
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Catedral de Cuernavaca (Cuernavaca B-4). Existen referencias de que se iniciaron los trabajos de construcción de este templo en 1526, mas la fundación formal fue ratificada en 1529. En el atrio, una placa refiere: "fundada por franciscanos en el siglo XVI. Inicio 1529. Terminación 1552". El diseño es atribuido a Francisco Becerra. La construcción muestra características de los conventos-fortaleza del siglo XVI. Fue elevada al rango de catedral en 1891.
Al mencionar a la catedral de Cuernavaca, se debe considerar un conjunto de edificios religiosos dentro de un solo predio, donde el principal es la catedral con el convento y la capilla abierta. La capilla de la tercera orden, en un extremo del atrio, es muy notable por sus dos portadas barrocas. Hay dos capillas más en el atrio: la de la reconciliación o de la Virgen de los Dolores y la de Nuestra Señora del Carmen.
La almenada barda atrial tiene dos entradas. En el atrio hay una sencilla cruz sobre basamento cuadrangular, además de las capillas antes mencionadas
En el exterior del templo, dos portadas, de las cuales la lateral es la que cuenta con decoración. Esta es conocida como porciúncula en las construcciones franciscanas. Los elementos decorativos están cargados de simbolismo religioso: en el primer cuerpo el arco de medio punto sugiere el arco de la esfera celeste. Sobre el arco, en el segundo cuerpo, un gran triángulo hace recordar varios conceptos simultáneamente: el primero es la trinidad de Dios. Dentro del triángulo, hay una ventanilla por la que entra la luz a la iglesia, comprendido esto en el sentido teológico y físico; sobre la ventana, el anagrama de la Virgen resalta la importancia que la iglesia concede a la madre de Jesucristo. Este triángulo, simboliza también el cerro del Calvario o de la Calavera, elemento que se representa al centro de un conglomerado de ásperas rocas oscuras de las que se desplanta una cruz con corona de espinas. A manera de alfiz, una moldura enmarca el conjunto. A la izquierda de la portada, un gran arco botarel refuerza los altos muros de la iglesia. La torre data de 1713, es de tres cuerpos y remate. Los dos primeros tienen pilastras pareadas adosadas con estatuas en los espacios entre pilastras; el último cuerpo es sobrio y termina en cupulín, linternilla y cruz metálica. En el interior, una nave con bóveda de cañón; el presbiterio ha sido modificado, destacando en lo alto una gran cruz que pende de la bóveda. En los paramentos, se aprecian escenas del martirio de San Felipe de Jesús. Doble cenefa; una con querubines y cordones franciscanos se aprecia a media altura y otra en lo alto, al desplante de la bóveda.
El coro es sostenido por un arco escarzano, que por el sotocoro se apoya en impostas con ángeles. Al centro del sotocoro y a desnivel, se aprecia una gran pila bautismal de cantera, cuyo borde es rodeado por el cordón franciscano. Empotrado en el muro derecho hay un confesionario que comunica la nave del templo con el claustro.
En la capilla del Santísimo, está un pequeño retablo de madera dorada que remata en un alto relieve de Dios Padre.
El claustro es de dos niveles, con columnas dóricas y arcos moldurados de medio punto en el primero y arcos rebajados sobre sencillas columnas en el segundo. En los corredores del claustro, una pintura reproduce el "Linaje espiritual de San Francisco", que representa a los santos de la Orden Franciscana, cada cual con sus respectivos nombres. También se aprecian algunas escenas de la vida del Santo, todo enmarcado por el cordón franciscano que limita igualmente la cenefa a lo largo de los muros. Manuel Toussaint señala que esta pintura nos recuerda tanto a los grabados de los incunables que reproducían linajes de santos, como a las genealogías indígenas que figuran en los códices. En dos esquinas del claustro, las estatuas de la Virgen y San Cristóbal. Desde el exterior, se tiene acceso al claustro a través de la amplia portería ubicada junto a la capilla abierta integrada por tres arcos de medio punto moldurados, reforzados por dos arcos.
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